Conversar los jueves, es lo que puedo ofrecer. Coach personal.

A modo de introducción, antes de nada, deseo dejar anotada una aclaración necesaria para no dar lugar a malos entendidos.

A continuación hago una descripción de algo que se me ocurrió hacer y hay que tomarlo como una sencilla anécdota, no como un servicio que se ofrezca de forma continuada y gratuita, solo cuando se publica en ciertas páginas donde me anuncio como Coach; además, de, que, lo normal es añadir la fecha concreta del día que se ofrece el servicio de una primera sesión para quienes puedan necesitar soporte, y, aunque, en ciertas ocasiones, se dan excepciones porque hay que arrimar el hombro, como de la misma manera también lo han hecho muchos otros profesionales en medida de sus posibilidades ante lo ocurrido durante esta pandemia de la Covid-19.

En ocasiones sentimos cierta curiosidad y querríamos saber un poquito más. Si este fuera el caso, adelante. Acomódate y quédate con aquella información que te resulte de interés.

 

La idea fue tomando forma mientras paseaba a pie descalzado.

Iba distraído, mirando los surcos llenados de arena y salitre y de espuma y de huellas.

Caminaba ladeado, abstraído en la belleza del paisaje, en cómo cada cosa ocupaba su lugar en una naturaleza abierta y ordenada entrada a un ecosistema equilibrado, y, la esencia del hombre no pertenecía allí, nunca se le había convocado, pero, jamás tampoco se le había negado su presencia.

Entregado y curioso y enamorado, así fue como llegó. Necesitado de estímulos, de buscar creaciones imposibles, necesitado de encontrar parajes esplendidos donde reposar de los continuos esfuerzos. Si, ahora soy yo quien está aquí, otro hombre, y, delante de mí, otras mujeres.

Vamos sumando décadas y siglos y milenios hasta llegar a hoy, a números que marean, a cifras que se contabilizan en millones, a 7700 que ascenderán a 9700 en el año 2050 en un escenario que no soy capaz de imaginar.

Todo cambia tanto, tanto todo se transforma tan rápido.

Llegan los hijos, después los nietos y, traspasado un tiempo como en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos, vienen y son ellos quienes ya nos leen los cuentos reinventados en una literatura diferente. Se muestran a través de hologramas que copian el modelo exacto de sus cuerpos, ellos vuelven en sus voces melosas representando en palabras enternecidas yendo a vocalizar esos cuentos esenciales impregnados de fragmentos poéticos reivindicativos que nos muestran la radiografía de un planeta.

Narraciones seductoras que traen consigo una porción de memoria histórica y entran directas a la crónica de su propio tiempo señalando la necesidad de debatir y de concienciar sobre la premisa que aún sigue sin cambiar, un futuro impreciso llenado de un progreso vital que aún no sabemos cómo usar.

Tal vez, este tiempo de ahora que nos está tocando vivir nos ayude a entender que tenemos que aprender a pararnos. Tal vez, volver a retomar los orígenes sea una opción viable para intentar llevar una vida más relajada.

La idea fue tomando forma mientras paseaba a pie descalzado caminando sobre la arena empapada de salitre y de espuma.

Ocurrió en un mes concreto asomado a un calendario estacional sobre el despejado cielo de aquella hermosa y alejada mañana de primavera, lo recuerdo muy bien. Sí, volvía repleto de sabores y de sensaciones, como egresado de otro momento, llenado de olores de mar, vencido de vistas y de velámenes, henchido de visiones de nubes errantes navegando en la línea del horizonte delimitando dos fronteras que ahora ya no se tocan en el iris de unos ojos, monumentos aéreos traídos en los elementos, espejismos distraídos, fotogramas pausados, detenidos en el Smartphone, momentos robados de las otras retinas, gozados, dispersados como rotos en un millón de pedazos ahora idos en los abrazos dados de los edificios de agua edificados entre las olas y los riscos que las quiebran a las gotas huidas y despeñadas sobre cualquier viejo bello rostro.

Y estas sensaciones, anterior expresadas, me las he querido traer para ti en descripciones chorreadas de sal de mar; después, se me ocurrió que también podía compartir algo de tiempo con otras personas que aún no conocía.

Al terminar aquella grata caminata, fue cuando decidí, que, podría comenzar ese mismo jueves enviando un breve mensaje que comenzara con un típico saludo de los míos.

Buenos días guap@s.

En primer lugar me presentaré.

Mi nombre es Marc.

Os comento.

Acción.

Te propongo charlar por teléfono de forma distendida el jueves entre la víspera de la sobremesa después de comer y la llegada del esperado atardecer mientras un cielo se muda a otro lugar; y ya va y se pone el pijama, y su actitud, cambia a modo de desconexión total, decide ir a descansar y se desmelena con un bailoteo descomunal que le descarga de los excesos de otro día que se ha quedado atrás en un calendario que ahora se mueve algo más lento.

Tal vez conversar, nos ayude a aliviar un poquito más la tensión que vamos  acumulando.

Día: Los jueves.  

Modo: Conversación telefónica.

Anotación importante. Esta es una acción solidaria para dar soporte de una única sesión gratuita a quien crea que pueda necesitar atención a través de una conversación telefónica de 50 minutos.

 

A tener en cuenta. Por favor, como las conversaciones son individuales. Ruego encarecidamente a las personas que puedan estar interesadas en participar de ellas, que, por tema de agenda, me envíen un mensaje privado a través de esta misma página web para concertar hora.

 

Así es como empezó todo.


Esta es una intervención que comenzó ya hace un tiempo y según han ido transcurriendo los meses, a día de hoy, me satisface decir que hay personas que han hecho un trabajo interior admirable a través de una hoja de ruta confeccionada de forma personalizada que ha detectado e identificado algunas de las dificultades que las hacia perder cierta calidad de vida, pero, han sido ellas mismas las que han tomado conciencia mostrando constancia, y, tras perseverar, entre otros objetivos, han conseguido, estabilizar sus niveles de estrés y han reducido con diferencia aquellos episodios de ansiedad que suelen traer consigo unos ciclos dañinos que afectan a nuestro estado de ánimo y al comportamiento cuando no podemos hacer una gestión adecuada de las emociones.

Suele ocurrir.

Hay que comenzar a desprenderse de aquella idea equivocada, de que, en, no pocos casos, y, según, en como afrontemos los procesos, es más que probable que ya no resulte tan sencillo que sean reversibles, es decir, a medida que vamos normalizando una situación personal insana, nos vamos acostumbrando a convivir con ella y nos olvidamos de nosotros mismos incurriendo en errores que nos llevan a no darnos cuenta de que nos hemos ido descuidando hasta que nos abandonamos demasiado y generamos una rutina que se acaba convirtiendo en un hábito nocivo que se sustenta en una idea incorrecta que poco a poco va cogiendo fuerza hasta que se transforma en un pensamiento automático de autoderrota…

Sí, nos convencemos a nosotros mismos visualizando la representación de una realidad desvirtuada, y, por ende, al final terminaremos siendo empujados por una creencia limitante, que, como mínimo nos podría generar una dependencia concreta, de, entre otros posibles efectos adversos.

Mejor pensar en positivo.

El cerebro no distingue la diferencia entre realidad y pensamiento, ocurre que, se activan los mismos circuitos neuronales al imaginar, al recordar, al pensar… y ello, es relativamente importante, por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos y sentimos, así que, hagamos todo lo posible para que resulte positivo, ya, que, nuestro cerebro se lo creerá como si fuera real.

 

//www.youtube.com/watch?v=wakeQ1PJGz4

 

Las cosas claras.

Y lo expuesto anteriormente, no lo expreso para que concertéis una cita conmigo, ello siempre ha de ser a libre elección, precisamente, ni mis tarifas son económicas ni atiendo a más de x personas x días a la semana, algo que, sin querer ni buscarlo, indirectamente, nos hace ser excluyentes. Otra cosa muy distinta, será, la forma de llegar a acuerdos satisfactorios para todas las partes si somos capaces de dejar la rigidez a un lado.

Establecer límites.

Nuestro día a día resultará más llevadero si sabemos aplicar esta pauta tan importante; una herramienta que podemos llegar a aprender para usarla como una medida eficaz de prevención entre las distintas parcelas en las que nos desenvolvemos habitualmente; en el área personal, en la laboral, en cómo nos relacionamos con los demás y en la forma de percibir y entender el entorno.

No me convence.

Sí. Yo soy de los que piensan que no todo funciona. No creo que sea bueno intentar atraer a clientes en base a mostrar continuas rebajas y tener un amplio abanico de horarios durante 330 días al año con jornadas de 14 horas los 6 días a la semana. No, no considero que esta forma de hacer sea sana para un usuario porque en la mayor de las veces estará mal atendido, ni, tampoco, lo será para un profesional que no se preserve.

Aquí se habla de felicidad.

Y, toda esta historia que anterior os he contado, es para expresar, que, resulta relevante entender que no todo vale. No tenemos por qué resignarnos y conformarnos con una vida que no nos llena, es de vital importancia cuidar la salud emocional, en gran medida, nuestra felicidad depende de ello. Es imprescindible priorizar, es obvio y resalta la importancia de recordar cual es el valor que deseamos dar a nuestra salud mental porque después se puede llegar a pagar con un precio demasiado alto.

No estará de más entender que…

Lo emocional suele revertir en lo físico, y cuando se habla de salud emocional, en ella, también se tiene en cuenta y se sobreentiende y queda implícito, que se ha de cuidar el cuerpo a través de la alimentación, la higiene, el ejercicio y unos hábitos mínimamente aceptables.

Suele ocurrir, que, bien sea por aspectos culturales, prejuicios, ideas preconcebidas, falta de costumbre, precariedad social, miedos y demás, tal vez no tengamos demasiado presente la figura del terapeuta.

Conclusiones.

Ya solo me resta decir, que no merece la pena posponer un sufrimiento innecesario. “El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Boris Cyrulnik”. Con unas cuantas sesiones con un buen terapeuta que se implique un poco, como mínimo, nos ayudará a comprender que no merece la pena seguir pasándolo mal.

Así que, dentro de nuestras posibilidades, no dejemos de darnos la oportunidad de intentar resolver aquellas historias internas aun no resueltas que no nos dejan llevar una vida más sosegada.

Esta es una buena pregunta.

¿Merece la pena pasar años sumidos en historias que nos van deteriorando, cuando en un periodo de tiempo siendo atendidos semanalmente en un inicio –se habla incluso de casos con cierta complejidad- es probable que podamos llegar a sentirnos aliviados con diferencia?

La respuesta ahora la tenemos un poquito más cerca de nosotros. El primer paso es reconocer que nos ocurre algo, el segundo paso será la elección de un terapeuta, el tercero, ser valiente y atreverse a probar, y, el último, recoger la recompensa y disfrutar de una vida más llevadera.

Marc. Coach personal, de pareja, de familia y de empresa.

 

 


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